La hiperhidrosis (sudoración excesiva)

Sudar es un fenómeno natural imprescindible para la vida... pero en exceso puede resultar molesto. Conocé cómo controlar la sudoración excesiva.
 

LA HIPERHIDROSIS, CUANDO LA SUDORACIÓN RESULTA EXCESIVA

La sudoración es un fenómeno natural que permite a nuestro organismo regular su temperatura. Cuando el mecanismo se acelera, aumenta la cantidad de sudor, por lo que se produce una hiperhidrosis (del griego «exceso de sudor»), sudoración excesiva o hipersudoración.

Esta patología puede tener un fuerte impacto en la calidad de vida de las personas.

SUDORACIÓN EXCESIVA: DEFINICIÓN

En ocasiones y sin motivo aparente, la secreción de sudor supera el volumen necesario para regular nuestra temperatura corporal. Se trata de una patología que puede tener un impacto importante en la vida cotidiana de las personas.
Existen varios tipos de hiperhidrosis:

La hiperhidrosis localizada

Como su nombre lo indica, afecta solamente a una parte del cuerpo (las axilas, principalmente), las manos o los pies. Estas zonas suelen denominarse “primarias“ (ya que el factor responsable no es conocido) y puede ser de origen genético.
La hiperhidrosis comienza muchas veces en la adolescencia y puede desaparecer progresivamente a la edad madura. Situaciones de estrés, un calor fuerte o el dolor puede exacerbarla. Se considera una sudoración excesiva cuando los episodios duran más de seis meses, sin causa aparente, afectan una zona concreta del cuerpo de forma simétrica (las 2 axilas, las 2 manos o los 2 pies al mismo tiempo), con crisis semanales, y desaparecen al dormir.

La hiperhidrosis generalizada

Afecta a todo el cuerpo y a menudo se produce como consecuencia de enfermedades o con la toma de algunos medicamentos. El médico debe buscar la causa de esta sudoración excesiva en un origen “orgánico”.
 
Para juzgar el grado de severidad de la hiperhidrosis, puede evaluarse el impacto de la sudoración en la vida cotidiana con ayuda de breves cuestionarios: de la sudoración que pasa desapercibida a la sudoración intolerable, que impide vivir con normalidad.
 

LAS GLÁNDULAS QUE PRODUCEN UN EXCESO DE SUDOR

Todas las pequeñas glándulas de la superficie de la piel son responsables de la producción de sudor. Se denominan glándulas sudoríparas.
Sin percibirlo, un adulto segrega a través de estas glándulas al menos medio litro de sudor al día (compuesto por un 99 % por agua). 
Cuando se realiza una actividad física o hace calor, la cantidad de sudor aumenta, lo que permite al cuerpo evacuar el calor.
En el caso de la hiperhidrosis, la cantidad de sudor producida es igual de importante, aun cuando la persona no practica una actividad física o no se expone a temperaturas elevadas.

SÍNTOMAS MOLESTOS

La sudoración excesiva es molesta ya que suele ser visible. Las aureolas en la ropa, las manos húmedas…, pueden tener consecuencias psicológicas y sociales.

Sudoración excesiva de las manos

A nivel de las manos, por ejemplo, la sudoración excesiva puede ser molesta a la hora de manipular objetos, documentos o simplemente darle la mano a alguien.

Sudoración excesiva de los pies

A nivel de los pies, el calor y la humedad son además las condiciones propicias para desarrollar bacterias u hongos, especialmente en la planta de los pies y entre los dedos, pudiendo producirse infecciones en la piel.

Olor

Aparte de la cantidad elevada de sudor, el mal olor del sudor puede ser molesto para quien padece hiperhidrosis… y para su entorno. Éste se produce por las bacterias en la superficie de la piel.
La hiperhidrosis puede, por tanto, tener un impacto significativo en la vida personal y/o profesional de las personas que la sufren, y provocar en ocasiones un cierto malestar, incluso caer en depresión.

SOLUCIONES PARA VIVIR MEJOR EN EL DÍA A DÍA

Aparte de las medidas de higiene, existen otra serie de soluciones para llevar mejor la hiperhidrosis en la vida cotidiana.

En primer lugar, los activos antitranspirantes

En los casos de hiperhidrosis localizada, el uso de antitranspirantes (denominados también antipermeables) suele encontrarse en la primera etapa de tratamiento.
Contrariamente a lo que sucede con los desodorantes, que no hacen más que enmascarar los olores, los antitranspirantes a base de sales de aluminio permiten controlar eficazmente la cantidad de sudor producida.
Las sales de aluminio reaccionan al contacto con el sudor y precipitan formando una pequeña mácula a la altura del orificio de las glándulas sudoríparas. Con cada aplicación, este mecanismo pone las glándulas en reposo y permite así normalizar la sudoración. Las sales de aluminio acidifican la piel al contacto con el sudor, por eso algunos de estos productos son irritantes. Sin emabrgo, permiten a la vez actuar sobre las bacterias y, en consecuencia, reducir los malos olores.

Existen diferentes tipos de sales de aluminio (cloruro de hidroxicloruro, acetato, gluconato, benzoato, salicilato, etc), el cloruro de aluminio es el más frecuente.
Para reducir la irritación de la piel es aconsejable usar un antitranspirante sin alcohol y sin perfume, y aplicarlo sobre una piel limpia, seca y no irritada (evitar su aplicación justo después del afeitado de las axilas, por ejemplo).
Las fórmulas de los productos antitranspirantes también pueden contener ingredientes detectores del olor o absorbentes de la humedad, para completar la acción de las sales de aluminio.

Otras soluciones alternativas

Cuando se usan antitranspirantes que no logran resultados satisfactorios o que no se adecúan al alcance o magnitud de la hiperhidrosis, puede optarse por otras soluciones:
  • Ionoforesis.
Este método puede ser apto para personas que sufren de sudoración excesiva en las manos o en los pies. Consiste en remojar las partes del cuerpo afectadas en un recipiente con agua por donde circula una débil corriente eléctrica (20 miliamperios), permitiendo la formación de pequeñas máculas en el orificio de las glándulas sudoríparas.
Este protocolo, que puede realizarse en el propio domicilio, tiene una duración entre 10 y 30 minutos, debiendo repetirse regularmente para una mayor eficacia.
  • Inyecciones de toxina botulínica
En caso de no tener resultados satisfactorios con los antitranspirantes, las inyecciones de toxina botulínica (o Botox®) pueden proponerse como segunda opción contra la sudoración excesiva. El médico localiza las zonas afectadas a través del «test de Minor» y, a continuación, inyecta el producto para bloquear localmente las glándulas sudoríparas.
Esta técnica da muy buenos resultados, pero su eficacia es temporal, porque las inyecciones deben renovarse cada 4-6 meses.
En todo caso, las inyecciones pueden proponerse para manos o pies, después de no haber funcionado los antitranspirantes y la ionoforesis.
  • Fármacos
Para las hiperhidrosis más extendidas, pueden prescribirse fármacos conocidos como «anticolinérgicos» por vía oral. Estos pueden llegar a reducir la producción de sudor, pero presentan contraindicaciones y pueden causar numerosos efectos secundarios (sequedad de la boca, problemas de visión, estreñimiento, taquicardia…)
  • Cirugía
En última instancia, para los casos más severos puede proponerse la cirugía.
En este caso, denominada «simpatectomía». Esta consiste en cortar el nervio que regula la actividad de las glándulas sudoríparas. Esta sección del nervio provoca la total detención de la sudoración de la parte superior del cuerpo. El principal efecto secundario es la aparición de una hiperhidrosis «compensatoria» en otro lugar del cuerpo, en ocasiones más importante y más molesta incluso que antes de la operación.
 
No dudes en sacudir a un médico en caso de molestias ocasionadas por la sudoración. ¡Hay solución!
 

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Acción sobre la transpiración excesiva en axilas, manos y pies.

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