Caída del cabello y cáncer: ¿cómo superarlo?

La caída del cabello es uno de los efectos secundarios frecuentes de los tratamientos utilizados para combatir diversos cánceres. Más allá de la enfermedad en sí, el impacto psicológico de la caída del cabello puede ser importante y causar miedo y angustia a los afectados. Se pueden aplicar gestos sencillos y tratamientos adecuados para ayudar a la caída y al crecimiento del cabello.

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Contenido

¿Por qué se cae el pelo durante el cáncer?

Cáncer y caída del cabello: el efecto secundario más temido por los pacientes. Los diversos tratamientos recetados para combatir el cáncer suelen tener repercusiones en el cabello: 

  • La quimioterapia: el objetivo de este tratamiento es destruir las células cancerosas, que tienen la capacidad de multiplicarse muy rápidamente. Desgraciadamente, es una característica que comparten con las células del folículo piloso, que también quedan destruidas por los fármacos utilizados. Esto desencadena una interrupción brusca de la fase de crecimiento del cabello (fase anágena), seguida de una rápida caída del cabello en la mayor parte del cuero cabelludo: es lo que se conoce como efluvio anágeno. La magnitud de la caída del cabello se explica por el hecho de que el 80 % del cabello del cuero cabelludo está en fase de crecimiento y, por tanto, se ve afectado por el tratamiento al mismo tiempo. La caída del cabello causada por la quimioterapia suele comenzar entre 1 y 3 semanas después de la primera sesión, y evoluciona hacia la alopecia total al cabo de 1 o 2 meses. A veces se acompaña de hipersensibilidad del cuero cabelludo, con picor u hormigueo en el momento de la caída del cabello. El mismo fenómeno de caída del cabello también puede observarse en las pestañas y las cejas, poco después de la cabeza. Cuando se interrumpe la quimioterapia, la caída del cabello es reversible y a la mayoría de los pacientes les vuelve a crecer el pelo en 6 meses, a veces con una textura diferente. Es importante señalar que el inicio y la intensidad de la caída dependen de las moléculas de quimioterapia utilizadas y de las dosis administradas.
  • Radioterapia: consiste en irradiar las células cancerosas. Cuando se administra irradiación en la cabeza y el cuello, la caída del cabello tras la radioterapia puede ser un efecto secundario frecuente. La cantidad de pelo que se pierde y si vuelve a crecer depende de la superficie irradiada y de la dosis recibida. Las pequeñas dosis de radiación suelen asociarse a la caída ocasional del cabello. Sin embargo, las dosis más elevadas pueden provocar alopecia permanente.
  • Terapia hormonal: el objetivo de este tratamiento es actuar sobre las hormonas para ralentizar o detener el crecimiento de las células cancerosas sensibles a dichas hormonas. Como el ciclo vital del cabello se ve afectado por las variaciones hormonales, ciertos tratamientos pueden inducir o agravar la alopecia androgenética. La terapia hormonal solo se prescribe para determinados tipos de cáncer (por ejemplo, de mama y de próstata)
  • Terapias dirigidas e inmunoterapias: los tratamientos innovadores tienen mecanismos de acción más complejos y selectivos, pero algunas moléculas también pueden ser responsables de la caída del cabello.

¿Qué se puede hacer para superar la caída del cabello debida al cáncer?

Más allá del diagnóstico y los síntomas del cáncer, la caída del cabello suele ser difícil de sobrellevar. Afecta a la imagen que las mujeres tienen de sí mismas y de su feminidad, hace que la enfermedad sea visible para los demás y es un recordatorio constante y diario de su presencia. Hay cosas sencillas que puedes hacer a diario para sobrellevar esta dura prueba y hacer frente a la caída del cabello debida al cáncer:

  • Lavarse el pelo con suavidad. Es preferible utilizar champús suaves adecuados para el cabello frágil desde el inicio del tratamiento. Se puede utilizar un champú anticaída para favorecer el crecimiento del cabello. Cuando te sometas a quimioterapia, es aconsejable lavarse el pelo el día anterior al tratamiento, y no volver a lavárselo hasta pasados de tres a siete días.
  • Evitar las agresiones. Es importante no dañar aún más el cabello y el cuero cabelludo ya debilitados por los tratamientos: secar el cabello sin frotarlo demasiado fuerte o evitar utilizar secadores, planchas alisadoras, tintes, permanentes y rizadores...
  • Cuidar el cuero cabelludo. Una vez que el pelo se ha caído, es vital proteger el cuero cabelludo expuesto de los agresores externos (protección solar, contaminación, frío, viento, etc.). La aplicación diaria de una crema, loción o sérum hidratante también ayuda a calmar la hipersensibilidad del cuero cabelludo que suele acompañar a la caída del cabello.
  • Mantener y adaptar los peinados. Limitar el trenzado y el uso de accesorios agresivos para el cabello (pasadores, pinzas, gomas, etc.). Consultar a un profesional socioestético, formado específicamente para ayudarte con la caída del cabello relacionada con el cáncer y el uso de pañuelos, pelucas, maquillaje de cejas, etc.
  • Estimular el crecimiento. Una vez finalizados los tratamientos, se puede combinar la aplicación de una loción estimulante anticaída y la toma de un complemento alimenticio para estimular el crecimiento y aportar los nutrientes necesarios para un cabello sano.

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