El eczema es una enfermedad de la piel que afecta a la calidad de vida, al mismo nivel que la diabetes o el asma. Convivir con el eczema a diario implica una primera fase de aceptación de la enfermedad y, sobre todo, su comprensión. Conoce todos nuestros consejos para unos correctos cuidados diarios del eczema.
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El eczema es una enfermedad crónica, en la que los episodios se alternan con fases de remisión. El eczema puede atenuarse y acabar desapareciendo al cabo de unos años, o persistir durante toda la vida. Puede también reaparecer tras años de calma.
Lo fundamental es estar listo para aliviar un episodio de eczema cuando se presenta. El tratamiento básico se centra en diferentes cremas que poco a poco hay que aprender a usar. Los dermocorticoides y los productos sanitarios en forma de cremas reparadoras calmantes se aplican en las placas rojas mientras que el emoliente se aplica en cualquier otro lugar, en especial en las zonas más secas. Existen numerosas cremas para eczemas en el mercado. A veces, son necesarias varias pruebas antes de encontrar el tratamiento que mejor se adecúa a cada caso y que podrá aplicarse a diario sin mayor dificultad. Finalmente, en función de la sequedad de la piel, el médico podrá elegir entre diferentes texturas de producto.
Los pruritos pueden aliviarse en gran medida gracias al tratamiento, pero pueden persistir e inducir al rascado y, en consecuencia, a la persistencia de las lesiones producidas por el eczema. Para lograr salir de este auténtico círculo vicioso, cada forma requiere su técnica: el frío en todas las formas (agua termal, rodillo, parte posterior de una cuchara…) es interesante ya que «anestesiará», por decirlo así, la placa de eczema y reducirá los pruritos. En este caso, cada persona experimenta las diferentes técnicas y selecciona la que mejor le funciona para el cuidado diario del eczema.
Una vez se manifiesta el eczema, se convierte en un elemento importante a tener en cuenta en el modo de vida de la persona. Las familias deben adoptar unos hábitos correctos en su día a día e incorporar unos cuidados diarios del eczema y estos gestos se deben convertir en auténticos reflejos. La aplicación del tratamiento es, por supuesto, el primer hábito a adoptar. Dedicar unos minutos cada día a la aplicación correcta de las cremas es la mejor manera de controlar la enfermedad. Para el resto del día, hay una serie de sencillos consejos que es conveniente seguir y que afectan a todos los aspectos del día a día: higiene, ropa, ocio, vacaciones…
El lavado de ropa es un elemento importante en la rutina de una familia. Pero atención: es inútil probar mil detergentes diferentes o comprar el más caro… Estos comportamientos son bastante típicos en familias afectadas por el eczema, sin que el jabón de la ropa suela tener nada que ver.
Por contra, algunos hábitos quedarán terminantemente prohibidos en caso de eczema. Por ejemplo, se desaconseja encarecidamente rascar sobre las lesiones producidas por el eczema, con el riesgo de persistir, agravarse o incluso infectarse.
«Más vale prevenir que curar»: a menudo tendemos a prevenir episodios de eczema, con el fin de evitarlos. La prevención pasa especialmente por el respeto del tratamiento y la eliminación máxima de los factores desencadenantes identificados. Su médico podrá posiblemente proponer un tratamiento 2 veces/semana a largo plazo para reducir los episodios más frecuentes.
Habitualmente, el origen del eczema es achacado a la alimentación, pero el eczema no es una alergia alimentaria. La alimentación influye solo en un porcentaje bajo y en ningún caso debe implicar dietas estrictas sin prescripción médica. Con la excepción de los alérgenos alimentarios revelados mediante una prueba específica realizada por el alergólogo, un niño o un adulto afectado por eczema debe poder comer de todo, siempre en cantidades razonables.
Cuando tenemos un eczema, necesitamos tener confianza y poder hablar sobre la enfermedad, sobre lo que nos molesta y sobre nuestras dudas. Con el tiempo, un cierto cansancio con respecto a la enfermedad y a los tratamientos puede tener efectos negativos: cansancio de tener eczema, de las cremas, de prestar atención aquí o evitar allá…
Es fundamental tener una buena relación con el dermatólogo encargado del seguimiento de la enfermedad. Otros profesionales de la salud pueden ser de gran ayuda también: el farmacéutico, el médico de cabecera, el psicólogo… La familia y los amigos quieren a menudo ayudar pero no siempre son conscientes de las dificultades que conlleva el día a día.
Convivir con el eczema a diario conlleva también aprender a afrontar las miradas de los demás, a no tener miedo o vergüenza, a sentirse orgulloso de lo que uno es. El eczema no debe impedir salir, conocer a nuevas personas, gustarle a alguien, vestirse como uno desee… vivir simplemente. En este sentido, los cuidados diarios del eczema son fundamentales para minimizar sus efectos negativos.